SOBRE MÍ
Mi nombre es Santiago Otero, y nací el 24 de abril de 1978 en Buenos Aires, Argentina.

Con Pedro Fleitas y Juan Manuel Gutiérrez en 2013.
Mi historia con las artes marciales comenzó con el Taekwondo WTF en 1992, a la edad de 14 años. Pero, a medida que iba practicando, me di cuenta de que este Taekwondo que estaba aprendiendo no era como todos los demás. Aquí no había torneos ni competiciones, y no usábamos ningún tipo de protección cuando hacíamos combate con contacto.
Por otra parte, el entrenamiento era muy duro. Era habitual volver a casa con hematomas en los brazos luego de haber parado un montón de golpes y patadas durante la clase. Además, no había restricciones de edad cuando hacíamos combate libre. Por eso era normal que el profesor me pusiera a pelear contra alguien que me superaba en graduación, edad, experiencia y contextura física. Y a menudo recibía alguna patada en el estómago que me dejaba sentado en el suelo.
No obstante, el entrenamiento físico que recibí era extremo. Y gracias a él desarrollé una resistencia física y una elongación excepcionales. Si bien siempre fui alto y delgado, mi cuerpo estaba fibroso y con el abdomen marcado. Y también, este entrenamiento duro me ayudó a mejorar enormemente mi constancia y mi resiliencia, algo que me ayudó a progresar en otras áreas de la vida.

Con Juan Manuel y mis alumnos en Brasil.
Pero había algo…
Con el tiempo fui descubriendo que esta escuela de Taekwondo no estaba afiliada a ninguna federación o asociación marcial. Y por eso, cuando me otorgaron el cinturón negro, terminé descubriendo que no tenía nada de valor en ninguna otra escuela de Taekwondo. Veía también que había que gastar mucha energía en los combates, y que para tener control de las peleas y no terminar muy golpeado, había que tener superioridad física. Y a todo eso se sumaba que yo quería aprender a usar armas orientales, y eso no iba a suceder ahí.
Entonces, en el 2001 abandoné tras 9 años de práctica. Me sentía muy bien cuando practicaba artes marciales y quería volver, porque no me gustaba otro tipo de actividad física. Gracias a mi experiencia pasada pude descubrir que lo mío son las artes marciales tradicionales no competitivas. Quería elegir muy bien qué practicar y no entrar en seguida en cualquier modalidad. Así que pasé un año sin practicar nada pensando bien qué quería hacer con mi vida.
Un día, en el suplemento zonal de un periódico de mucha circulación en el país, vi que le hacían una nota a un maestro de ninjutsu que enseñaba cerca de la zona en dónde yo residía en aquel entonces. Pero en ese momento no le presté atención y a pesar de que leí la nota, la terminé ignorando luego.

Con Jack Hoban en 2018.
A comienzos del año 2003, el novio que tenía mi hermana en ese entonces me dijo que había comenzado a practicar ninjutsu con su hermano en este mismo lugar que había salido en el periódico. Y me sugirió ir a ver una clase para probar. Así que un día me animé y fui a presenciar una clase. Lo poco que vi me gustó tanto que a la semana siguiente ya me inscribí como alumno.
Así comenzaba mi carrera en la Bujinkan.
Y a partir de ahí se me abrió todo un mundo nuevo. Aprendí conceptos de estrategia, biomecánica y técnicas de combate, entre otras cosas, que ni se me ocurría que podían existir. Viví en ese estado de asombro durante varios años, hasta que hoy en día me resulta algo normal aprender cosas totalmente desconocidas. Los primeros años cambié de instructor varias veces, y desde el 2007 aprendo de la mano del Daishihan Juan Manuel Gutiérrez. En 2009 recibí mi cinturón negro de primer Dan.
En 2011 me fui a vivir a Brasil, en el interior del estado de Bahia. Ahí creé mi primer Dojô de Bujinkan, que en ese momento se llamaba Bujinkan Hikari No Senshi Dojô. Tuve varios alumnos y hasta pude llevar a Juan Manuel para que impartiera un seminario de Bujinkan.

Con el Dai Shihan Nagase en 2019.
Finalmente, en 2017 volví a vivir a Argentina. Me había quedado muy feliz por la experiencia de haber dado clases de ninjutsu, pero por el problema de que trabajaba en un empleo de turnos rotativos y no podía tener continuidad en mis clases, no podía abrir un Dojô en Buenos Aires. Aun así, nunca dejé de practicar cuando los tiempos me lo permitían.
En 2018 Juan Manuel me tomó el Sakki Test, y así recibí el grado de 5° Dan. Y en 2021 se me concedió el grado de 10° Dan, alcanzando el nivel de Shihan de la Bujinkan.
A lo largo de estos más de 20 años de práctica tuve la oportunidad de asistir a varios seminarios con maestros de renombre internacional. Por citar algunos: el español Pedro Fleitas, el estadounidense Jack Hoban o el japonés Hiroshi Nagase, además de otros maestros argentinos.
El hecho de que actualmente mis compromisos me permiten dar clases, junto con mis ganas de compartir toda mi experiencia con quienes quieran mejorar su vida por medio de las artes marciales, hicieron que en 2025 inaugure mi nuevo Dojô, que ahora se llama Bujinkan Koyama Dojo.